martes, 20 de noviembre de 2012



El Despotismo Ilustrado


El despotismo ilustrado es un concepto político que surge en el siglo XVIII, que se enmarca dentro de las monarquías absolutas y que pertenece a los sistemas de gobierno del Antiguo Régimen europeo, pero incluyendo las ideas filosóficas de la ilustración, según las cuales, las decisiones del hombre son guiadas por la razón. Los monarcas de esta doctrina contribuyeron al enriquecimiento de la cultura de sus países y adoptaron un discurso paternalista. También se le suele llamar despotismo benevolente o absolutismo ilustrado; y a quienes lo ejercen, dictador benevolente.

Orígenes y Desarrollo
En la segunda parte del siglo XVIII, en países como Rusia, Francia, Austria y España surge el Despotismo Ilustrado de la unión del absolutismo como forma de gobierno y las ideas de la ilustración francesa. Su lema fue: "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Donde el rey tenía poder casi ilimitado y a su vez sería mecenas de las artes y las ciencias. Se suponía que la razón guiaba el corazón de las personas.
El despotismo ilustrado se impuso en numerosos Estados, como Francia con Luis XV, España con Carlos III, Portugal con José I, Rusia con Catalina II, Austria con José II y Prusia con Federico II. Estos monarcas ilustrados llevaron a cabo en sus países diversas reformas: centralizaron la administración, unificando la legislación y las instituciones de todo el territorio; modernizaron la economía, fomentando la agricultura, la industria y el comercio; mejoraron las condiciones de vida del tercer estado; intervinieron en los asuntos de la iglesia, permitiendo la venta de alguno de sus bienes o expulsando a las órdenes religiosas que se oponían a sus principios, como los jesuitas; y fomentaron la instrucción pública, las ciencias y las artes.
Aunque a lo largo del siglo XVIII el Estado absolutista conoció cambios en su funcionamiento, éstos no afectaron a la estructura fundamental del poder absoluto. Con el sistema político instaurado por las monarquías reformistas se observa que el monarca sigue siendo el centro de poder y no tiene obligación de justificar sus acciones, las ideas de la Ilustración empiezan a hacerse ver entre las técnicas políticas. El absolutismo ilustrado seguía un principio básico, aumentando el bienestar del pueblo y dándole una educación básica, pero no excesiva, se conseguía que el nivel cultural del pueblo aumentase, aumentaban las posibilidades económicas de los más desfavorecidos.
A pesar de que los filósofos ilustrados criticaron la política y la sociedad de su época, no pretendieron que los cambios se dieran por la vía revolucionaria; confiaban más bien en un cambio pacífico orientado desde arriba para educar a las masas no ilustradas. Varios monarcas aceptaron las ideas propuestas por la ilustración y dieron origen al absolutismo ilustrado.
Los problemas del Estado absolutista requerían de la colaboración de personas cualificadas y con nuevas ideas, dispuestas a reformar e impulsar el desarrollo político y económico de las naciones. El monarca ilustrado es un soberano que acepta los principios de la Ilustración y desea ponerlos en práctica para lograr una mayor eficacia en el Estado, en beneficio de éste y de los súbditos.
En los Estados donde la monarquía absoluta era débil y la aristocracia poderosa, como Suecia, Dinamarca o Polonia, la monarquía tenía que compartir su soberanía con los estamentos privilegiados. Por el contrario, las nuevas grandes potencias del siglo XVIII con monarquías absolutas poderosas, como Prusia y Rusia, crearon un ejército potente y una burocracia eficaz a lo largo del siglo.
Por otra parte, era una manera de dar una nueva imagen de las monarquías absolutas para que parecieran una forma de gobierno más transigentes con el pueblo, una manera de mejorar la imagen de las Coronas ante los ojos de los Ilustrados de ideas más renovadoras y revolucionarias.
En general, los Estados absolutos eran poco eficientes por la difícil coexistencia entre dos tendencias antagónicas: la autonomía corporativa de los gremios, las iglesias y los señoríos. Este sistema político es el que hará crisis en los últimos años del siglo provocando lo que se conoce como crisis del antiguo régimen.




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